4 de diciembre de 2015

Día 1: Málaga, paseo por el casco histórico

El itinerario propuesto para el día de hoy es el siguiente:


Sobre las 9 de la mañana recogimos todos los bártulos y nos dirigimos en coche hacia Málaga. El GPS intentó perdernos al llegar al hotel, pero conseguimos finalmente localizarlo. Tras dar un par de vueltas a la manzana, logramos aparcar en zona libre de pago. Aunque son las 11 y pico, nos acercamos al hotel Zenit a intentar hacer el check-in. Nuestra habitación estaba disponible, así que dejamos todo y nos pusimos en marcha.

Nuestra primera parada fue la Plaza de la Merced. En el centro podéis observar un obelisco, homenaje al General Torrijos y en una esquina se encuentra la casa natal de Picasso. Justo enfrente podéis haceros fotos con su estatua.



Seguimos andando hacia la calle Granada, y tras una puerta abierta encontramos la iglesia de Santiago. Nos sorprendió un rinconcillo en el que había varias imágenes.

 



Continuamos el paseo hacia la calle San Agustín, donde está la sede del Museo Picasso. Al terminar la calle, llegamos a la catedral.


Rodeamos la catedral hacia la fachada principal, y salimos a la plaza del Obispo, donde podemos observar por qué la llaman la "Manquita": su segunda torre nunca fue terminada. En esta pequeña plaza barroca, también encontramos el Palacio Arzobispal, que destaca por su colorida fachada.


Callejeamos hacia la plaza de la Constitución, considerada el centro neurálgico de la ciudad. Aquí, lo que realmente nos llama la atención son las portadas de cinco periódicos del 7 de diciembre de 1978 reproducidas en planchas de acero a ras del suelo, que conmemoran la aprobación de la Constitución. 

 

 

Atravesamos el pasaje de Chinitas y dimos un último paseo por el casco histórico antes de ir a comer. En nuestro camino hacia la plaza del Siglo y la plaza del Carbón, nos topamos con esta singular fachada.

 

Por las buenas críticas que leí durante la preparación del viaje, el sitio que elegimos para comer fue la Taberna Uvedoble.

Se llena rápidamente, así que es mejor llegar temprano o hacer una reserva. Los domingos está cerrado.

No nos defraudó, las tapas son tradicionales con un toque moderno y la relación calidad/precio es muy buena. Comimos foie micuit con mermelada casera, porra antequerana con jamón ibérico, flamenquín de presa ibérica con mayonesa de mostaza, vieira (con un apellido demasiado largo), sopa de chocolate blanco, más dos bebidas, por 26€.

  

 


Con el estómago lleno, nos dirigimos hacia la Alcazaba. Antes de llegar, unas altas palmeras inclinadas hacia delante captan nuestra atención, estamos ante la fachada del Palacio de la Aduana

 

La Alcazaba es un impresionante palacio-fortaleza situado a los pies del monte Gibralfaro. Junto a ella está el Teatro Romano.

 

Merece la pena que incluyáis esta visita en vuestra excursión a Málaga. Por 3.55€/persona podréis acceder a la fortaleza y al castillo de Gibralfaro. Formada por dos recintos amurallados, en el primero, destacan la Torre del Cristo y los jardines del Patio de Armas y en el segundo, los patios y los palacios nazaríes. Disfrutaréis también de unas preciosas vistas al puerto. Necesitaréis en torno a una hora y media para recorrer todo el recinto.



Como ambos monumentos no están comunicados por el interior, salimos de la Alcazaba, la rodeamos y subimos hacia el castillo en un agradable paseo. En algún tramo de subida, ésta se hace dura, pero aunque sólo sea por las vistas, os lo recomiendo.


Tened en cuenta que la subida (a pie) al castillo desde la Alcazaba son unos 25 minutos. También se puede subir en autobús.

Es posible recorrer todo el recinto paseando por encima de las murallas, donde se pueden observar unas vistas magníficas de la ciudad de Málaga.


En el antiguo polvorín del castillo se encuentra un centro de interpretación. Allí os encontraréis una exposición que refleja la vida del castillo desde el s.XV: instrumentos de navegación y cartografía, uniformes militares, armas, sellos, miniaturas...

Como en esta época del año los días son más cortos, antes de quedarnos sin luz solar, nos dirigimos hacia la zona del puerto. En los últimos años esta zona ha sufrido una fuerte remodelación, en la que sus proyectos estrella han sido la creación de un área de recreo (Palmeral de las Sorpresas) y un área comercial/restauración (Muelle 1). De camino observamos una claraboya en forma de cubo de colores, el nuevo Centro Pompidou.

Podéis aprovechar vuestro paseo para comprar, tomar una copa o tapear con vistas a los barcos amarrados en el puerto.

 

Prolongamos nuestro paseo hasta La Farola, nombre por el que se conoce al faro del puerto. Como curiosidad, es uno de los dos únicos faros españoles con nombre femenino. 



Este viernes encendieron el alumbrado navideño, así que decidimos ir hacia la calle Larios, una de las calles más representativas de la ciudad. Este año han colocado una estructura que forma una bóveda por encima de nuestras cabezas simulando un cielo estrellado. Cuando la atravesamos parece que es completamente de día, una decoración un pelín exagerada para nuestro gusto.

Nos perdemos por las calles del casco histórico viendo la iluminación y haciendo tiempo para ir a cenar. Tenemos dos sitios fichados: Los Gatos (Plaza Uncibay) y el Pimpi (C/Granada). Primero nos acercamos hasta Los Gatos, donde a las 21h nos dijeron que si no habíamos reservado íbamos a tener difícil cenar allí, así que fuimos al Pimpi.

Aunque no vayáis a comer, es un sitio pintoresco que merece la pena atravesar (tiene dos entradas), viendo los barriles con dedicatorias, las fotos de famosos que han comido allí y los carteles taurinos. Tienen distintos salones y la rotación en las mesas suele ser constante, por lo que apenas tuvimos que esperar. Cenamos unas tostas de ahumados, un salpicón y un montadito más dos bebidas por 19€.

 




 

Después de un largo día pateando la ciudad, volvimos a descansar a nuestro hotel.

0 comentarios:

Publicar un comentario