14 de enero de 2017

14 de enero de 2017 - , , Sin comentarios

Día 1 (II): Estrasburgo, puerta a la Alsacia

Tras nuestra mañana en París, montamos en un TGV destino Estrasburgo, capital de la Alsacia, donde llegamos una hora y cuarenta y cinco minutos después. Antes de dar una primera vuelta de reconocimiento por la ciudad, fuimos a hacer el check-in en el Aparthotel Adagio Access Strasbourg Petite France.

Dejamos allí las maletas y fuimos a comprar provisiones para el desayuno al Carrefour City de la rue Obernai (4.5€). Ahora sí que sí, ¡ya estábamos listos para conocer Estrasburgo! Seguimos una ruta semejante a ésta:


La primera parada está muy cerca de nuestro alojamiento: el Barrage Bauvan. También conocida como Gran Esclusa, permitía inundar la parte sur de la ciudad en caso de asedio. En la actualidad, se ha acondicionado la parte superior del edificio como terraza panorámica desde la que podréis disfrutar de unas maravillosas vistas del casco histórico de manera gratuita: les Ponts Couverts, la catedral, los canales de la Petite France, casas con entramados de madera...


También se puede atravesar por su planta inferior, donde encontramos una exhibición de estatuas de la catedral. ¡Tened en cuenta que cuando anochece el paso está cerrado!




Cruzamos a la otra orilla del río Ill, y contemplamos la presa desde les Ponts Couverts, dominados por cuatro torres medievales, parte de las antiguas murallas. Aunque perdieron su techado en el s.XVIII, siguen manteniendo su nombre.


Éste es el barrio más pintoresco de Estrasburgo, la Petite France, donde el río Ill se divide en una serie de canales rodeado por típicas casas medievales de entramados de madera y decoradas con flores. ¿No os parece estar dentro de un cuento?


Continuamos a través de la Grand'Rue, una de las calles más comerciales de la ciudad, y antiguo eje romano. Levantad la cabeza y fijaros en los "letreros" de los comercios. En una época en la que la gente era analfabeta, ésta era su mejor seña de presentación. ¡Nos encantan! En los pueblos de Alsacia y Selva Negra vimos alguno que realmente nos impresionó. 


En nuestro recorrido nos topamos con las galerías Lafayette, ¿hemos vuelto a París? Su construcción se remota a principios del s.XX, durante la modernización de un barrio considerado "insalubre". Su fachada de estilo neoclásico sigue el trazado de la calle (¡incluso en un ángulo redondeado!) y en la parte superior de las columnas observamos cuatro estatuas femeninas que representan las estaciones.


Y entramos en la plaza Kléber, la "plaza mayor" de Estrasburgo que toma su nombre del general Kléber, cuya estatua (que contiene incluso su urna funeraria) preside el centro de la misma. Uno de sus laterales está cerrado por el edificio Aubette, museo de la ciudad.



Continuamos hasta la iglesia protestante de Saint-Pierre-le-Jeune. A la hora de hacer fotos exteriores, es una pena que haya un parking justo delante. Queríamos entrar en su interior para ver los frescos medievales y el claustro, pero estaba cerrada. No os confundáis de iglesia, existe también una iglesia católica Saint-Pierre-le-Jeune. 


Doblamos la esquina y nos encontramos a un gallo contemplando a su pareja, una gallina.


Atravesamos la plaza Broglie, donde está el ayuntamiento, la ópera y una escultura dedicada al mariscal Leclerc. Antes de cruzar el río nos encontramos con una fuente muy original. 


Al cruzar el puente cambian los edificios que nos rodean, acabamos de entrar en la Plaza de la República, en el barrio alemán.

A finales del s.XIX, tras la derrota de Francia, Alemania tenía la intención de convertir a Estrasburgo en la capital de Alsacia-Lorena, por lo que empezó a urbanizar esta zona, con un nuevo estilo, con carriles anchos e impresionantes edificios como el Palacio del Rin, la Biblioteca de la Universidad o el Teatro Nacional.

Volvemos al casco histórico, bordeando el río. Nuestro paseo nos deja imágenes como las del Lycée des Pontonniers, ¡nos dejó sin palabras!


Está empezando a atardecer, ¡está animado el quai des Pêcheurs!


Y llegamos hasta el Palacio Rohan, un palacio episcopal concebido como el típico hotel parisino. Su interior alberga tres museos: Bellas Artes, Arqueológico y Artes Decorativas.

En verano hay un espectáculo nocturno de luces y sonido sobre la fachada de la catedral. ¿Qué mejor manera de terminar nuestro recorrido? 



Para cenar nos acercamos a La cord à linge, en la plaza Benjamin Zix, un lugar privilegiado para admirar las antiguas casas de los curtidores, sobre todo en verano, cuando podréis disfrutar de una mesa en el exterior. Una terrine de campagne y un plato de spatzle (pasta) por 21€.


Estábamos agotados después de todo el día sin apenas parar (sólo nos sentamos en el tren y viendo el espectáculo de luces). El paseo de vuelta fue más largo, ya que el pasaje del Barrage Bauvan estaba cerrado. Al día siguiente nos esperaba la catedral y atravesar el Rin para conocer la Selva Negra.

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