19 de marzo de 2018

19 de marzo de 2018 - , , Sin comentarios

Día 2: Literalmente por los cerros de Úbeda

Hoy nos espera Úbeda, otro espléndido muestrario del Renacimiento español, gracias al mecenazgo de personajes muy influyentes del s.XVI, Francisco de los Cobos (secretario de Estado de Carlos I) y Juan Vázquez de Molina, de los que ya habíamos oído hablar en Baeza. 

Como la visita guiada con Atlante no empieza hasta las 11h, decidimos tomar tranquilamente un buen desayuno en el patio renacentista del hotel. Un buffet muy completo: café, zumos, leche, yogur, cereales, miel, mermelada, distintos tipos de panes y quesos, embutido, tomate natural, gran variedad de dulces y fruta.

Nos ponemos en marcha un poco más tarde de lo habitual y por suerte conseguimos encontrar un hueco en los aparcamientos de la Redonda de Miradores, a 5 minutos andando de la Plaza Vázquez de Molina. Esta plaza es el centro neurálgico de Úbeda y, junto con la plaza de Santa María de Baeza, la otra "culpable" de ser nombradas conjuntamente ciudades Patrimonio de la Humanidad


Preside la plaza un edificio que podríamos creer que es una iglesia, nada más lejos de la realidad, es la Sacra Capilla del Salvador, panteón funerario de Francisco de los Cobos, obra de Andrés de Vandelvira sobre planos de Diego de Siloé.

Erigido para exaltar la memoria de su fundador, la temática central de su iconografía está centrada en torno a la muerte y a su significado para los cristianos.

En la fachada principal destaca el relieve de la Transfiguración de Jesús en el monte Tabor, motivo que también aparece en el retablo mayor. Nos sorprenden los personajes que intentan escapar de los dos sarcófagos entreabiertos de Francisco de los Cobos y María de Mendoza, sobre los que descansan sus escudos.


En la misma plaza podemos observar otras dos obras de Vandelvira: el palacio del Deán Ortega y el palacio Juan Vázquez de Molina, actualmente Parador de Turismo y Ayuntamiento, respectivamente.

Como curiosidad, Vandelvira consiguió con este último edificio un efecto óptico interesante:  independientemente desde donde se observe la fachada que da a esta plaza, se mantienen las dimensiones. ¡Y eso aunque los siete tramos que la componen sean de diferente anchura (algo difícilmente perceptible para nuestros ojos)!


Rodeamos el edificio hasta su parte delantera, donde nos encontramos una fachada más sencilla y austera, que parece mucho más estrecha que la que acabamos de ver. Accedemos a su interior, y esta entrada nos lleva directamente hasta su patio central, en el que descubrimos otro elemento arquitectónico que nos hace reconocer a Vandelvira: las bóvedas de pañuelo en la galería inferior.


Al otro lado de la plaza están la Colegiata de Santa María de los Reales Alcázares (s.XIII), cuyo claustro gótico se levantó sobre una mezquita y la Cárcel del Obispo.

Su fachada principal está enmarcada entre dos espadañas, en la que destaca el relieve de la Adoración de los Pastores de Luis de Zayas.


A su izquierda se encuentra una portada lateral, llamada de la Consolada, de estilo clasicista, desde la que inician estación de penitencia algunas cofradías de la Semana Santa ubetense.


Entramos al edificio a través de una portada de estilo plateresco procedente de la iglesia de Santo Domingo, que une la iglesia con la Cárcel del Obispo.


La iglesia principal de la ciudad estuvo sometida durante 28 años a distintas restauraciones, durante las cuales se modificó su aspecto original. Se restituyó el artesonado mudéjar que cubría la techumbre del templo durante los s.XIII al XVIII. También se eliminó el yeso, dejando a la vista la piedra original de las paredes. 


El Altar Mayor cuenta con una portada gótica en la que está colocada un llamativo Cristo crucificado, que nos sorprende por la torsión exagerada de su cadera y una cúpula barroca ricamente decorada.



De las 32 capillas que había en el s.XVII, interiores y exteriores, sólo se conservan 16. Lugar de enterramiento de obispos y familias nobiliarias ubetenses todas responden a una portada gótica o renacentista y conservan muestras excelentes de rejería. Una de las más espectaculares es la de la Capilla de la Yedra, del maestro Bartolomé, una reja a doble cara que mantiene su color original (del s.XVI) y en la se representan el abrazo de San Joaquín y Santa Ana y el árbol de Jesé.


Salimos a una terraza exterior del templo y contemplamos una vista distinta de Úbeda.


Terminamos el recorrido por la iglesia en el claustro, que ocupa el lugar donde estaba el patio de la mezquita. Nos sorprende la irregularidad de su trazado y la decoración escultórica de sus capiteles.


Como se están celebrando las jornadas medievales, en el exterior se ha habilitado una zona con atracciones para los más pequeños, justo al lado de la escultura de Andrés de Vandelvira.


Es hora de retroceder hasta la Capilla del Salvador para descubrir su interior. Lo primero que llama nuestra atención es la imponente reja que actúa de manera real y simbólica como separación divisoria de dos zonas: el espacio reservado a la familia de los Cobos-Mendoza con la nave donde se reunía el pueblo. 


Hay que destacar el retablo de madera tallada de Berruguete, en el que se representa la Transfiguración de Cristo y del que sólo se conserva la figura original de éste, ya que el resto se quemó durante la Guerra Civil.


¡Qué mareo cada vez que miramos el suelo de mármol ajedrezado blanco y negro!


En el suelo hay señalada una estrella que coincide con la perpendicular trazada desde la parte más alta de la cúpula linterna, una línea directa al cielo para indicar al alma del difunto el camino que debe seguir para llegar a él.


Justo antes de entrar a la sacristía, nos damos cuenta de que esta sala va a ser "especial". Nos encontramos ante un arco en esviaje, la solución de Vandelvira para dar acceso a una sacristía ampliada no prevista en los planos de Diego de Siloé.  


La sacristía se organiza en tres tramos cubiertos por arcos ciegos y bóvedas de pañuelo (elemento arquitectónico típico de Vandelvira). ¿Os habéis fijado en los brazos al lado del ventanal que sujetan dos escudos de Santiago?


Las esculturas son de Esteban Jamete, con contenido clásico y moral. Los medallones representan vicios, deseos y virtudes: cólera, amor, dolor, placer, miedo, sensación irracional, temeridad y esperanza y los atlantes y cariátides las distintas culturas: civilización griega, romana y oriental.


Detrás de esta capilla funeraria se alza el inacabado Palacio de los Cobos, con fachada renacentista y el hospital de los Honrados Viejos

Nos dirigimos hacia otra importante plaza, que fue durante siglos el centro de la ciudad medieval: se celebraba el mercado semanal, acogía los festejos de toros y los ajusticiamientos públicos. La plaza de San Pablo o del Mercado se estructura en torno a la iglesia de San Pablo, la más antigua de Úbeda.


Del exterior destacamos la portada de los carpinteros del s.XIII (transición del románico al gótico) y la torre plateresca.


Del interior llama nuestra atención la Capilla del Camarero Vago, uno de los mejores ejemplos de la arquitectura funeraria ubetense. 


En una esquina de la plaza se conserva el primitivo ayuntamiento, que muestra una bella logia renacentista.


En el entorno de esta plaza se encuentra el convento carmelita de San Miguel, con el Oratorio de San Juan de la Cruz, reedificado donde estaba su celda y que aloja un museo con objetos y recuerdos del santo.


La visita termina en el Museo Arqueológico, instalado en una casa mudéjar del s.XV.


Buscamos un sitio donde tapear en la calle Real. Con lo bueno que hace para ser principios de julio, ¡que no llegamos ni a 30º!, decidimos sentarnos a comer en la terraza de la Taberna Patrimonio (18€).

En esta misma calle nos paramos delante del balcón en esquina del Palacio Vela de los Cobos, otro palacio diseñado por Andrés de Vandelvira.


La guía nos recomendó acercarnos hasta el Hospital de Santiago, aunque está un poco alejado del casco histórico. Trazado también por Andrés de Vandelvira, su fachada flanqueada por torres cuadradas sólo tiene ornamentación en la portada y en el techo de la torre, que está recubierto por cerámica vidriada de colores.



Hacemos tiempo para ver si podemos ver su interior... ¡pero no hay manera! Aunque estamos dentro del horario indicado en la oficina de turismo y del de la exposición que alberga, puede que se haya visto modificado por las "jornadas medievales". Tendremos que volver en otra ocasión para disfrutar de la decoración de su escalera, su capilla y el patio central.

Volvemos hacia el casco histórico y paseamos por el mercado medieval. No queda demasiado para que empiecen las actividades: pasacalles, espectáculo de cetrería...



Terminamos nuestro recorrido por Úbeda en la Redonda de Miradores, que sigue la línea de las murallas árabes y ofrece vistas sobre la campiña cubierta de olivos.


Llega la hora de retirarse a descansar a Baeza. Cenamos en otro de los bares que nos recomendaron, Xavi Taberna (11€), ¡cómo me gusta la época de caracoles!

Estamos realmente sorprendidos por la cantidad y calidad del patrimonio cultural, histórico y arquitectónico por metro cuadrado de estas dos ciudades "enfrentadas": palacios, iglesias, capillas, edificios civiles... ¡A ver qué nos depara Jaén!

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